Hoy en dia nos encontramos con una capacidad evolutiva enorme a nivel de aplicación. Constantemente nos bombardean con nuevas actualizaciones, con evolutivos, con cambios...¿por que se produce esto? Muy sencillo, cada vez exigimos más que algo funcione correctamente.
Desde hace unos años, con el nacimiento y expansión de los dispositivos móviles, nos encontramos con alrededor 20 aplicaciones que usamos a diario, esto nos aporta una gran cantidad de funcionalidad que se puede hacer con un solo click o una sola pulsación de pantalla, exigiendo una fiabilidad absoluta y sobre todo una exigencia de rapidez de carga para consultar algún tipo de dato.
¿Que ocurre cuando nuestras aplicaciones típicas como WhatsApp, Twitter, Google Maps o el correo electrónico...fallan? Pues que se pierde ese minuto de consulta que necesitamos en un momento puntual y que nos cabreamos.
¿A quien no le a pasado en el metro, entre estaciones, que tiene unos minutos de conexión e intenta consultar algo rápidamente antes de que se vuelva a perder? Creo que todos somos conscientes de la cantidad de veces diarias que accedemos a nuestras redes sociales, a periódicos digitales, a aplicaciones de mensajería...un solo segundo o un solo fallo, puede causar que muchos de los usuarios huyan despavoridos y se acaben descargando la aplicación de la competencia.
Hace un tiempo apareció LINE, por ejemplo, una nueva aplicación de mensajería que iba a destronar al omnipresente WhatsApp, ¿recordaos que sucedió? Pues que era terriblemente lenta, pesada y consumía demasiados datos, así que la gran cantidad de usuarios que comenzaron a utilizarla, volvieron a la anterior mucho más liviana y ágil. Después han ido mejorando y la aplicación funciona muy bien, pero los usuarios ya se han acomodado y no se quieren mover.
Nos movemos en un nivel de exigencia altísimo, motivado como ya os digo, por los dispositivos móviles, por esa gran facilidad de conectarnos con un solo click, con esa falta de tiempo que solo nos permite uso pocos minutos (aunque sea varias veces al día). Esa exigencia es tan real que cualquier empresa debe de cubrirse las espaldas de cualquier modo y cerciorarse de que todo lo que sube a producción esté como una patena, totalmente impoluto, un solo desliz, puede ser catastrófico para los números anuales y puede llevar incluso hasta desaparecer y que quede totalmente en el olvido (recordar ahora casos tan importantes como Tuenti, un producto estrella que compró Telefónica y que a acabado como compañía móvil, desapareciendo como red social para siempre).
Incluso hasta los más grandes pueden cometer errores importantes, haciendo que sus aplicaciones desaparezcan de un día para otro o tengan unas críticas de lo más negativas. Por ejemplo Apple, sacó Maps con una versión horrible que contenía muchos errores y no desapareció de milagro. Y por supuesto, el mayor error fue Ping, una red social que la mayoría de los usuarios no entendieron y que fue totalmente innecesaria, un cierre que no fue por errores, si no por una interfaz poco intuitiva, falta de comunicación y apertura en un mal momento. Así podría llenar páginas y páginas con los mayores errores que han tenido las grandes compañías, pero creo que todos las sabemos.
Esta es la exigencia del mundo actual, un monstruo que devora día tras día aplicaciones, que pudieron haber sido "bestseller" y haberse hecho un hueco importante en nuestros dispositivos y en nuestro día a día.
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