Realmente, todo el mundo puede hacer pruebas, todo el mundo sabe descubrir errores o defectos en algún sitio y sabe cuando algo no funciona bien. Lo complicado es ser un verdadero especialista de ello, aportar algo más para diferenciarte del resto y poder vivir de ello.
Un tester, un asegurador de la calidad, un QA, un SQA o como lo queráis llamar, tiene que tener ciertas actitudes y aptitudes para poder destacar, para poder ser un gran profesional y para hacerse valer en el mundillo. Que ya es complicado de por sí.
En muchas ocasiones he escuchado que las pruebas las hace cualquiera, que una cosa es testing y la otra es QA, que un perfil de tester es más junior que uno de QA...etc, etc, etc... Cuando escucho cualquier frase de este tipi, intento hacer oidos sordos, sobre todo, por respeto a las personas que nos dedicamos a esto, ya que, muchas veces, nos pensamos que no hace falta ningún tipo de especialización.
Lo primero es la paciencia: un tester tiene que ser paciente, no tener prisa, tomarse las cosas con calma y las pruebas hacerlas paso por paso. Cuando nos falta la paciencia, al final, las cosas no salen como deben y nos precipitamos en nuestras decisiones. No es lo mismo esperar a finalizar todos los casos de prueba y dar por bueno un nuevo desarrollo, que adelantar las cosas por que estén ya listas cuanto antes, cosa que nos llevará al fracaso y a encontrarnos defectos en producción.
Lo segundo que hay que tener es positividad: un tester tiene que ser positivo, ya que se dedica a encontrar fallos y errores en aplicaciones. Por lo tanto, si no se mantiene esa positividad, lo más normal es que se vea todo catastrófico y acabe restando más que aportando.
La mayoría de las veces los defectos que se abren van a parar de manera automática a la gente de desarrollo y si tenemos una actitud negativa esto afectará altamente a la resolución y al trato con ellos para poder trabajar juntos.
Esto, en ocasiones, es complicado porque nos movemos en condiciones de stress y presión muy importantes, pero según el enfoque que le demos, seguro que podemos sacar el punto positivo del momento y sacar provecho de él, aprendiendo todo lo necesario.
Lo tercero con lo que tiene que contar un tester es con humildad: una persona que prueba tiene que ser humilde, tiene que conocer sus limitaciones y sobre todo tiene que saber hasta dónde es capaz de llegar sin estrellarse. Sabemos que a veces no nos toman tan en serio como deben y que estamos en minoría, pero es necesario ser humilde y cuidar todos los aspectos sobre relaciones personales y profesionales que adquiramos en un proyecto.
En ocasiones, me he cruzado con personas mezquinas, generadoras de mal rollo, que se apropian del trabajo de los demás o que, incluso, hacen daño gratuito a sus compañeros. Ese tipo de perfiles, son los que debemos de evitar y tener más bien lejos. Tras los años, te das cuenta de que el tiempo pone a cada uno en su sitio y la mala fama se acrecenta y se expande con mucha facilidad. Evitar, siempre, cualquier tipo de contacto con ell@s.
Los siguientes puntos que debe de tener un buen tester, deben de ser tan dispares como la capacidad de abstracción, analítica, ser ordenado y metódico...entre otras muchas cosas y sobre todo, tener la bendita y no tan facil de encontrar, capacidad de hacer equipo.
Cuando un tester hace equipo, se preocupa por los demás, por crear una conciencia y una cultura de calidad, el resto de cosas, vienen de la mano. Como bien decía un compañero arquitecto, hace poco, no hay nada mejor en el día que poder ir a tu sitio a preguntarte algo y que se encuentre con esa sonrisa de oreja a oreja. Eso, compañer@s, es la esencia de todo esto.
Seguro que se os pasan por la cabeza multitud de actitudes y aptitudes más, que deben de constar dentro del manual del buen tester, pero, en realidad, no hay nadie que tenga una varita mágica que diga cuales son, si no que salen de la experiencia, del trabajo que realizamos y de lo lejos que queramos llegar en este oficio y de que nuestro nombre y nuestra persona sea recordado por ex compañeros como algo gratificante o no, todo es cuestión de ponerse a ello.
En muchas ocasiones he escuchado que las pruebas las hace cualquiera, que una cosa es testing y la otra es QA, que un perfil de tester es más junior que uno de QA...etc, etc, etc... Cuando escucho cualquier frase de este tipi, intento hacer oidos sordos, sobre todo, por respeto a las personas que nos dedicamos a esto, ya que, muchas veces, nos pensamos que no hace falta ningún tipo de especialización.
Lo primero es la paciencia: un tester tiene que ser paciente, no tener prisa, tomarse las cosas con calma y las pruebas hacerlas paso por paso. Cuando nos falta la paciencia, al final, las cosas no salen como deben y nos precipitamos en nuestras decisiones. No es lo mismo esperar a finalizar todos los casos de prueba y dar por bueno un nuevo desarrollo, que adelantar las cosas por que estén ya listas cuanto antes, cosa que nos llevará al fracaso y a encontrarnos defectos en producción.
Lo segundo que hay que tener es positividad: un tester tiene que ser positivo, ya que se dedica a encontrar fallos y errores en aplicaciones. Por lo tanto, si no se mantiene esa positividad, lo más normal es que se vea todo catastrófico y acabe restando más que aportando.
La mayoría de las veces los defectos que se abren van a parar de manera automática a la gente de desarrollo y si tenemos una actitud negativa esto afectará altamente a la resolución y al trato con ellos para poder trabajar juntos.
Esto, en ocasiones, es complicado porque nos movemos en condiciones de stress y presión muy importantes, pero según el enfoque que le demos, seguro que podemos sacar el punto positivo del momento y sacar provecho de él, aprendiendo todo lo necesario.
Lo tercero con lo que tiene que contar un tester es con humildad: una persona que prueba tiene que ser humilde, tiene que conocer sus limitaciones y sobre todo tiene que saber hasta dónde es capaz de llegar sin estrellarse. Sabemos que a veces no nos toman tan en serio como deben y que estamos en minoría, pero es necesario ser humilde y cuidar todos los aspectos sobre relaciones personales y profesionales que adquiramos en un proyecto.
En ocasiones, me he cruzado con personas mezquinas, generadoras de mal rollo, que se apropian del trabajo de los demás o que, incluso, hacen daño gratuito a sus compañeros. Ese tipo de perfiles, son los que debemos de evitar y tener más bien lejos. Tras los años, te das cuenta de que el tiempo pone a cada uno en su sitio y la mala fama se acrecenta y se expande con mucha facilidad. Evitar, siempre, cualquier tipo de contacto con ell@s.
Los siguientes puntos que debe de tener un buen tester, deben de ser tan dispares como la capacidad de abstracción, analítica, ser ordenado y metódico...entre otras muchas cosas y sobre todo, tener la bendita y no tan facil de encontrar, capacidad de hacer equipo.
Cuando un tester hace equipo, se preocupa por los demás, por crear una conciencia y una cultura de calidad, el resto de cosas, vienen de la mano. Como bien decía un compañero arquitecto, hace poco, no hay nada mejor en el día que poder ir a tu sitio a preguntarte algo y que se encuentre con esa sonrisa de oreja a oreja. Eso, compañer@s, es la esencia de todo esto.
Seguro que se os pasan por la cabeza multitud de actitudes y aptitudes más, que deben de constar dentro del manual del buen tester, pero, en realidad, no hay nadie que tenga una varita mágica que diga cuales son, si no que salen de la experiencia, del trabajo que realizamos y de lo lejos que queramos llegar en este oficio y de que nuestro nombre y nuestra persona sea recordado por ex compañeros como algo gratificante o no, todo es cuestión de ponerse a ello.
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