Una de las cosas más importantes dentro del mundo laboral es la felicidad, parece mentira, pero es así. Ni el dinero, ni los bonus, ni nada: ser felices en nuestro día a día es lo esencial y lo que nos mantiene firmes en un puesto de trabajo.
La felicidad es la gasolina de nuestra vida y lo que puede cambiar la percepción de “he tenido un día provechoso y lleno, a un día de mierda”. Es lo que puede hacer que lleguemos a casa con la mejor de nuestras sonrisas y tengamos un fin de día tranquilo y a gusto o que lleguemos agobiados, intranquilos o con sensaciones no confortables.
La felicidad está descrita como: “Estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno”. Tan solo con eso, nos damos cuenta de su importancia en todos los sentidos y más en el que nos ronda ahora mismo, el profesional.
Cuando estamos felices hacemos un trabajo excelente, estamos más motivados, rendimos más y aumenta la endorfina, la hormona capaz de todo esto. Y si nuestro cuerpo y mente son felices pasa todo esto:
- Se Promueven la calma, la paz y generamos un estado de bienestar.
- Vamos a tener mucho mejor humor.
- El dolor disminuye.
- El proceso de envejecimiento se ralentiza.
- Tenemos más potenciadas las funciones del sistema inmunitario.
- Se reduce y regula la presión sanguínea.
- Se contrarrestan los niveles elevados de adrenalina asociados a la ansiedad y ayudan a reducirla.
Si tenemos altos todos los puntos anteriores, lógicamente el trabajo que realicemos será mucho mejor.
Ahora bien, todo esto está genial, es muy bonito, pero nuestro día a día es muy distante a todas estas ideas. ¿Que debemos hacer para cambiarlo?
Lo primero es dejar de desear y de ver lo que queremos constantemente. Hay que vivir con los recursos que disponemos hoy y trabajar para que lleguen cosas nuevas. Hay que conectar física y emocionalmente con los compañeros y responsables. Es la base de todo, el contacto y el trato es pieza esencial para ser feliz y que te hagan feliz. Ser cordial, amable, respetuoso, son la base de todo. Hay que grabarse a fuego el tener siempre una sonrisa por bandera.
Muchas veces caemos en la protesta, en la negación y en el malestar, es innato del ser humano, pero debemos de cambiar esto e ir siempre con pensamiento positivo y rodearte de personas que tengan esta mentalidad. La negatividad debe de quedarse de lado y hacer oídos sordos. Es un punto muy complicado y que, si os soy sincero, a mi a veces me cuesta gestionar, pero los resultados son espectaculares y la motivación aumenta exponencialmente. Poner todo el empeño en cumplirlo.
Otro punto muy importante y que lo pongo en práctica muy a menudo y funciona a la perfección es el de compartir las preocupaciones. Siempre voy con la verdad por delante, hablo sin tapujos y digo lo que me preocupa o lo que puede llegar a ser un problema en el corto o medio plazo. En más de una ocasión se han solventado situaciones complicadas por adelantarnos a ellas con el mero hecho de hablar y comunicarse de este modo.
Hay que ser flexible, comprensible y abierto a lo cambios. El futuro es un cambio constante y hay que reinventarse siempre, aunque esto lo tomemos siempre con incertidumbre y pánico.
Dentro de esto y es algo que me enseñaron hace poco y estoy en fase beta aprendiéndolo, es practicar resiliencia. Que básicamente, se trata de saber que talento y potencialidades tenemos, nuestras limitaciones y defectos y afrontar los retos con objetividad y perspectiva. Os puedo decir que desde que lo pongo en práctica, estoy cambiando mi manera de pensar y actúo más rápido y ágil frente a adversidades.
La felicidad es algo que viene solo, si lo trabajamos un poquito, ponemos en práctica algunas pautas y sobre todo, somos nosotros mismos y actuamos como tal.
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