Que decir de 2017, un año de cambios, de nuevos contactos, de grandes desafíos, un año que ya nos ha dejado y que ha sido muy provechoso.
El 2017 fue un año en el que decidí coger la maleta y salir de mi zona de confort, de nuevo, aceptando nuevos retos, creciendo personal y profesionalmente y dejando de trabajar mano a mano con buenos amigos que he ido haciendo a lo largo de los años. El año en el que decidí dar el salto a nuevos caminos, a ser yo mismo, sin ataduras ni noes, a decidir por mí mismo y que, de una vez por todas, pudiera avanzar en mi día a día sin imposiciones.
Fue un año en el que, a pesar de las piedras en el camino, he avanzado muchísimo, he podido dar otro paso más a donde quiero estar, a donde me veo y a donde, yo mismo, creo que tengo que estar. Ha sido un punto y seguido, donde he salido reforzado, donde estoy más alerta, y donde tengo guardadas muchas lecciones que he ido aprendiendo durante todos los meses.
Ahora se que tengo que agradecer las cosas a quien, de verdad, se las merece y a saber distinguir entre avanzar y los intereses personales. La realidad y el tiempo, pondrá a cada uno en su sitio y 2017 ha jugado a mi favor.
Y viene 2018, un año cargado de sorpresas, de alas nuevas, de avances, de conocer personas y de volver a conocerme a mi mismo y saber todo lo que puedo aportar cuando, de verdad, confían en ti. Este año va a ser enorme en muchos aspectos, va a ser espectacular y va a ser un año en el que me lo voy a pasar jodidamente bien.
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